Ferrovial La ingeniería civil como arte: creatividad e innovación

El agua oculta del Maule

Los Cóndores, Chile

Lorem ipsum

Bajo la atenta mirada de los picos de los Andes, el tiempo pasa de otra forma. Será el nivel de oxígeno en sangre por la altitud. Será el aislamiento y la soledad.

O será la presencia invisible del cóndor, el ave más grande del mundo, capaz de volar sin batir las alas. Lo cierto es que cuando la tuneladora se pone en marcha, todo se para y hasta la montaña parece escuchar atenta.

Allí donde nace el río Maule, en Chile, cerca de la laguna del mismo nombre, a 2.200 metros sobre el nivel del mar, se agujerea la tierra para aprovechar la energía del agua. Allí se construye la central hidroeléctrica de Los Cóndores, que contará con una capacidad instalada de 150 MW, suficiente como para suministrar energía a 80.000 hogares.

A 360 kilómetros al sur de la capital, Santiago, a una hora de camino de Talca y cerca ya del paso del Pehuenche, frontera andina entre Chile y Argentina, las obras de la central avanzan sin pausa. La mayoría de los trabajos no se ven, ocultos en las entrañas de la cordillera. Cuando estén terminados, el único rastro de que allí está enterrada una de las mayores centrales hidroeléctricas del país será una puerta de entrada.

Bajo la tierra se construyen los 12 kilómetros del túnel de aducción, el agujero que llevará el agua de la laguna del Maule hasta las turbinas. También allí, en una gruta artificial de 40 metros de altura, está ubicada la caverna de máquinas, y se salvan los 470 metros de desnivel del túnel de presión blindado.

El objetivo es pedirle prestado su poder al agua sin alterar su entorno. Equilibrar la demanda eléctrica con las necesidades de riego del valle del Maule sin que la paz de los Andes se vea interrumpida. Iluminar Chile sin molestar al cóndor, que ya estaba allí antes de que los hombres decidiesen agujerear la tierra.

Google play App Store