Ferrovial Creación en Movimiento, de José Manuel Ballester

Un puente de nombre prestado

Huesca, España

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El río Guarga es un río corto, de apenas unas decenas de kilómetros. Aun así, durante su breve recorrido desde su nacimiento en uno de los barrancos de la Sierra del Galardón, en Huesca, aprovecha para recoger toda el agua que puede de la montaña.

Su tarea es entregársela al Gállego y, de allí, al Ebro, formando una de las grandes cuencas hidrográficas de la península Ibérica.

Si esta red de agua vertebra, de forma natural, el noreste ibérico y los Pirineos, la autovía Mudéjar conecta la región con las dos caras de la cordillera, uniendo Valencia con Aragón y, de allí, con Francia. En sus rutas opuestas, la A-23 y el Guarga se cruzan en uno de los tres grandes viaductos que dan forma a la autovía, un puente que toma el nombre prestado del río.

El viaducto del Guarga, construido por Ferrovial como parte del tramo Caldearenas-Lanave de la autovía Mudéjar, logra salvar el cauce del río con una estructura mixta de 350 metros de longitud, repartida en cuatro vamos de 75 y 100 metros de luz. El tablero se sostiene sobre pilas en forma de Y conectadas con una parte metálica en V, que hace a su vez de brazos, dotando al puente de una estructura reconocible en la distancia.

Para cimentar el viaducto, el Guarga tuvo que cambiar su curso de forma temporal, pero hoy discurre por el mismo cauce de siempre. La obra, como el río, forman parte de un territorio escarpado, que empieza a elevarse hacia los Pirineos. Por eso, la autovía Mudéjar, además de túneles y viaductos, cuenta también con cuatro pasos de fauna para proteger los movimientos de las especies que habitan la montaña.

Autopista A23, Viaducto Guarga, Huesca (España)

Autopista A23, Viaducto Guarga, Huesca (España)

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