Ferrovial Creación en Movimiento, de José Manuel Ballester

La autopista de los volcanes

Azores, Portugal

Autopista Azores

Desde la distancia, el océano Atlántico parece liso y uniforme. Sin embargo, bajo su superficie hay valles, montañas, cañones y llanuras, accidentes geográficos como los que vemos en tierra firme.

En ocasiones, esas formaciones consiguen asomar la cabeza y reciben nombres especiales, formando islas y archipiélagos. 

La Macaronesia es un conjunto de cinco grupos de islas del Atlántico Norte. Cabo Verde y Canarias forman el extremo sur, mientras que Azores, con sus antiguos volcanes inundados de agua, limita la región por el norte, en medio del océano. Allí, en el archipiélago en el que nacen los anticiclones, el terreno es tan abrupto y el ecosistema tan único, que construir una carretera se convierte casi en magia. 

La autopista Scut Açores o Euroscut, construida por Ferrovial y gestionada hoy por Cintra, cruza nada menos que 27 viaductos a lo largo de sus 97 kilómetros de longitud. Alguno de ellos, como el de Despe-te que Suas, con un vano central de 185 metros, sobrevuela de forma imponente los valles estrechos y de vegetación densa de la isla de São Miguel, la mayor y más poblada del archipiélago. 

La autopista, diseñada en tres ejes, conecta el aeropuerto con el sur de la isla, mejora por el norte la conexión entre las dos poblaciones más importantes de la isla y favorece, a través de su eje nordeste, la comunicación entre las poblaciones más distantes de São Miguel. 

El paisaje de la isla volcánica que atraviesa la carretera alterna pastos, terrenos agrícolas y bosques atlánticos. Para no romper la armonía, el diseño de la autopista buscó la integración del paisaje y contempló la construcción, con piedra volcánica, de una serie de balsas de retención de aguas de escorrentía. Además, los taludes y desmontes fueron resembrados con árboles y arbustos endémicos de la isla. 

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