La ciudad se desparrama sobre las laderas del cerro Colorado, entre las quebradas de Canto Grande y Media Luna.

Pero en el día a día, en el distrito de San Juan de Lurigancho nadie recuerda que está pisando el suelo de la montaña sagrada de Lima, que alcanza los 2.240 metros sobre el nivel del mar y está poblada por petroglifos y templos ancestrales.

En el distrito, el más poblado de la capital de Perú, las prioridades son otras. Algo que podría parecer sencillo como beber de una fuente de agua limpia en el colegio no siempre es fácil. Para los que viven en lo alto del distrito, en las colinas de tierra clara y seca, las carencias de agua potable, tanto en cantidad como en calidad, son habituales.

Desde el año pasado, la situación es distinta para los alumnos de cinco de las escuelas del distrito: Juan Velasco Alvarado, Santa María, Ramiro Prialé Prialé, Karol Wojtyla y Mártir Daniel Alcides Carrión. Junto a Save the Children, Ferrovial ha construido o rehabilitado las infraestructuras de agua y saneamiento de estos centros educativos, es decir, tanques para guardar el agua potable y nuevos baños.

A pesar de las dificultades, San Juan de Lurigancho tiene una elevada tasa de escolarización. Sin embargo, la falta de acceso agua potable e higiene es la causa principal de enfermedades estomacales en los niños, lo cual provoca a su vez absentismo escolar. Por eso, además de nuevas infraestructuras que han cambiado la cara de las escuelas, el proyecto ha proporcionado formación acerca del buen uso del agua y hábitos de higiene.

En las laderas del cerro sagrado de Lima, 9.572 niños y niñas pueden beber tranquilos el agua que sale del grifo de su escuela. En el resto del mundo, 2.100 millones de personas siguen sin poder hacerlo.