En el centro de Varsovia, hay un edificio en el que puedes estar dentro y fuera al mismo tiempo, o viceversa. Una estructura moderna, pero capaz de reflejar su pasado.

Un espacio en el que el conocimiento deja de estar encerrado para fluir hacia el resto de la ciudad. Los locales la conocen como MINI, las siglas en polaco de facultad de matemáticas y ciencias de la información. 

El edificio, construido por Ferrovial hace poco más de una década, se sitúa en el medio del campus de la Universidad Tecnológica de Varsovia. El cristal y la transparencia son los elementos predominantes en su fachada, dejando ver siempre el interior desde los alrededores y dando la impresión, desde dentro, de que uno se encuentra fuera.  

Además de convertirlo en un edificio ligero, casi neutro, el cristal permite aprovechar la luz natural al máximo y otorga equilibrio y confort a los interiores. La transparencia permite también integrar la facultad en su entorno, rodeada de los edificios históricos que dieron forma al campus y cuyas figuras se reflejan también en las paredes de MINI. 

Las cortinas de aluminio situadas en el exterior de las fachadas rompen, como cuchillas, la monotonía de los reflejos acristalados, dispersando la luz y dotando al edificio de una apariencia elegante y ligeramente abstracta al mismo tiempo. De noche, cuando la facultad brilla en su interior, las cortinas parecen flotar alrededor de una estructura que se vuelve difusa, con líneas que se mezclan hasta tal punto que es imposible saber qué es reflejo y qué es realidad. 

El conjunto consigue lo que se propone. Es una referencia visual, una estructura que destaca en su entorno más clásico. Y, al mismo tiempo, no se convierte en una barrera, mostrando respeto a su pasado e integrándose con el mundo que lo rodea.