Durante unos pocos años, no había lugar en el mundo en el que el hormigón se acercase tanto al cielo. Ni siquiera la ciudad de los rascacielos, al otro lado del Atlántico, podía robarle el récord a la Torre de Madrid.

Como siempre pasa con estas cosas, sin embargo, la clasificación tardó poco en tener otro líder, aunque en la capital española la torre siguió dominando el perfil hasta que se construyó Torrespaña en 1982.

La Torre de Madrid, uno de los primeros rascacielos de España, fue construida por Ferrovial Construcción, entonces Agroman, entre 1954 y 1960. Su altura era tan espectacular que hasta se mantuvo como el edificio más alto de Europa hasta 1967. De hecho, aún hoy, 60 años después de su inauguración, es la sexta torre más alta de Madrid.

Su diseño, proyectado por los hermanos Julián y José María Otamendi Machimbarrena, es inconfundible. Sin embargo, solo el primero de los dos Otamendis, que también trabajaron junto a sus otros hermanos en la configuración del metro de Madrid, llegó a ver su Torre concluida. Los 142 metros de altura (162 metros con la antena) forman junto con el Edificio España, de 117 metros, uno de los conjuntos arquitectónicos más interesantes del Madrid moderno.

Situada al final de la Gran Vía madrileña, la Torre de Madrid fue concebida como un edificio para viviendas, tiendas, espaciosas galerías comerciales, un hotel e, incluso, un cine. Era un prodigio de la técnica de la época y, como tal, fue equipada con 12 ascensores que eran los más rápidos del momento, capaces de ascender a tres metros y medio por segundo.

Hoy, tras una profunda rehabilitación desarrollada en 2012, las nueve primeras plantas están ocupadas por un hotel y el resto del rascacielos está destinado a viviendas.